Oh, Fortuna

Lucía andaba presurosa para intentar llegar a tiempo de coger el tren de las 19:22. Ya lo había perdido dos veces seguidas y volverlo a perder le apetecía tanto como que le amputaran un pie a mordiscos. Encima, había llovido y las aceras mojadas eran una trampa mortal para sus zapatos de medio tacón. Afortunadamente, llegó al andén a tiempo y de una pieza. Sin embargo, le hubiera dado igual llegar un poco más tarde, porque el tren venía con siete minutos de retraso.

Ilustración que muestra el anden de una estación con dos trenes detenidos, uno a cada lado del anden, y una multitud de pasajeros esperando a que abran las puertas para entrar.
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Freelance

–¡Eh, eh! ¿Qué diablos estás haciendo?
–¿Cómo que qué estoy haciendo? ¿No lo ves? Voy a montarme en el coche.
–¿Estás tonto? ¿No ves que tienes los zapatos sucios? No puedes conducir con esos zapatos, vas a dejarlo todo perdido.
–Nos ha jodido, aquí, Don Limpio. Ni que fuera tu coche.
–A ver, pedazo de inútil, usa la cabeza. ¿Quieres que nos trinquen?
–Tío, tú has visto mucha televisión. Nadie nos va a trincar por un poco de barro en el suelo del coche.
–Gilipollas, no hablo del barro. ¿No ves que has pisado la sangre?
–¿Qué dices?
–¡Perdices! Tienes que deshacerte de esos zapatos con cuidado de no mancharte y de no manchar nada. ¡Menudo inútil estás hecho!
–Mira, me estás hartando ya. El coche es mío y estoy a nada de dejarte aquí tirado.
–Lo que vas a hacer es callarte esa boca que tienes, quitarte los zapatos y meterlos en una bolsa antes de empeorar las cosas. Después, me vas a dar las llaves del maldito coche, te vas a sentar en el asiento del copiloto y me vas a dejar conducir a mí. ¿Está claro?
–Que sí, joder. Lo que tú digas, que para eso eres el jefe.

Ilustración de inspiración en la década de 1970 de un coche de la época de color rojo anaranjado y dos hombres de pie a cada lado del vehículo.
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Camino de Invierno

Julián se ha dejado engañar por Pedro y Marina para hacer con ellos el Camino de Santiago. La verdad es que, a él, el deporte nunca le ha entusiasmado; y lo de pasar hambre, sed, calor, frío y, sobre todo, agotamiento y extenuación, todavía menos. Sin embargo, ahora que llevan tres semanas de albergue en albergue, debe reconocer que le está gustando más de lo que creía a priori.

Ilustración emulando el estilo de un cómic o un videojuego manga de dos hombres y una mujer cargando mochilas en sus espaldas que recorren un camino que atraviesa un campo.
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Julio Verne no era de Móstoles

Son las ocho menos cuarto de la mañana de un martes de otoño, si es que aún existe tal cosa. El día se levanta con cuatro nubarrones tímidos que no saben ni si llevan lluvia y un aire mediocre que templa los 12 grados de frescor matutino. El sol tiene tarea acumulada, ya que si debemos hacer caso del parte, hoy le toca calentar la zona hasta los 28 grados. Ya será menos.

Viñeta de cómic de un hombre sentado en su escritorio en una oficina gris. La imagen muestra al hombre de espaldas y vemos que lo único que tiene delante son archivadores.
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